El lenguaje del adulto siempre quiere más explicación. No sobrevive sin ella.
El tiempo del niño es interrumpido por el adulto
El lenguaje del adulto siempre quiere más explicación. No sobrevive sin ella.
El tiempo del niño es interrumpido por el adulto
Ése es nuestro problema. Interrumpimos el tiempo del niño preguntando: “¿para qué sirve?; ¿porqué lo estás haciendo?; ¿qué sentido tiene?; ¿qué harás con ello?; ¿dame un sentido de lo que estás haciendo pero dentro de mi lógica”, etcétera.
Adultocentrismo desde el cual se interrumpe el tiempo del niño desde sus propios deseos, intereses y explicaciones.