Existe el riesgo, sin embargo, de pluralizar lo moderno. Aunque tiene mucho sentido hablar de modernidades alternativas o múltiples (a nivel mundial) el riesgo es reintroducir, por la puerta trasera, la premisa de un solo mundo compartido o real y la universalización de las formas dominantes de ver. Un segundo peligro es absolver a la modernidad de cualquier mal ya que, después de todo, muchos ‘modernos diferentes’ (por ejemplo, aquellos que provienen de regiones o culturas europeas no dominantes) argumentarán que nunca fueron parte del orden moderno dominante.
Para evitar estos riesgos la pluralización de la modernidad se tiene que hacer de una manera postdesarrollista y decolonial