En el siglo XX, los autores literarios buscaron los modos de romper las limitaciones que imponía la tradición heredada del siglo XIX a su labor creativa. Ello significaba eliminar la voz autorial, multiplicar perspectivas, romper la sucesión cronológica del discurso... Se propone así un reto que se distancia del esquema secuencial propio de los discursos narrativos (introducción, desarrollo y desenlace). La lógica discursiva de los textos digitales rompe esta secuencia tradicional (lineal) y desarrolla una lógica circular, donde la información está interconectada y no existe una jerarquía en sus relaciones. Es entonces que los esquemas y recursos narrativos que poseen los lectores de textos tradicionales no son suficientes para dar sentido a la información obtenida a través de la red, debido a la falta de orientación en el discurso.
Gracias al hipertexto se permite al usuario navegar de forma no secuencial y acceder a diferentes contenidos de manera no lineal. Esto permite al usuario tener una visión más completa y diversa del tema que está investigando, al poder acceder a diferentes perspectivas y puntos de vista. Además, el hipertexto facilita el acceso a diferentes fuentes de información, lo que enriquece el conocimiento del usuario. También es posible incluir enlaces a las fuentes utilizadas, lo que aumenta la transparencia y la credibilidad de la información. Por último, el hipertexto también puede prevenir el plagio, ya que los autores pueden citar y referenciar las fuentes utilizadas en los enlaces, evitando así cualquier tipo de copia sin atribución.