What are our values as a society? And which policies and regulations do we need in order to live up to them? What can we regulate, and in which ways can and should we regulate it?
La regulación debe centrarse en proteger y representar a las corporalidades humanas en toda su diversidad. Esto implica diseñar políticas que aborden las necesidades y derechos de las personas afectadas por la Inteligencia Artificial. Para lograrlo, es crucial que los responsables de políticas comprendan las implicaciones tecnológicas y que los tecnólogos integren valores sociales y éticos en sus diseños. Por ejemplo, aunque se desaconseje el uso de características protegidas en predicciones de la Inteligencia Artificial, la recopilación de estos datos podría ser esencial para auditar impactos demográficos y garantizar que no se perpetúen inequidades.
La traducción, como puente necesario entre disciplinas, abarca desde la tecnología hasta las políticas públicas. Se requiere un lenguaje común que permita a tecnólogos, legisladores y comunidades colaborar para crear soluciones responsables que sean aplicables en contextos específicos. Este proceso de traducción debe ser dinámico y reflexivo, adaptándose al impacto continuo de la tecnología en las personas.
La Inteligencia Artificial y las sociedades son dinámicas, lo que implica que no basta con diseñar una tecnología y desplegarla. Es necesario un proceso de auditoría continua que evalúe cómo los sistemas afectan a las corporalidades y modifican los datos y comportamientos sociales con el tiempo. Esto subraya la necesidad de reguladores confiables y terceros independientes que garanticen que las tecnologías sigan siendo justas y responsables a medida que evolucionan.