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  1. Last 7 days
    1. el acentose desplaza de la que para los griegos era la esencia de laobra, es decir, el hecho de que algo en ella llegase al serdesde el no-ser, abriendo así el espacio de la verdad ( a —Atj 0eia) y edificando un mundo para el habitar del hombresobre la tierra, al operari del artista, esto es, al genio creativoy a las particulares características del proceso artístico enlas que encuentra expresión.

      Desplazamiento de la noción de poiesis en la obra de arte: de aletheia al operari.

    2. Cuando este proceso se lleva a cabo en la épocamoderna, cualquier posibilidad de distinguir entrepoiesis ypraxis se desvanece. El «hacer» del hombre se determinacomo actividad productora de un efecto real (el opus deloperari, el factum del facere, el actus del agere), cuyo valor seaprecia en función de la voluntad que en ella se expresa, esdecir, en relación con su libertad y su creatividad. La experiencia central de la poiesis, la pro-ducción hacia la presencia, cede ahora su sitio a la consideración del «cómo», o sea,del proceso a través del que se ha producido el objeto.

      Poiesis en la época moderna

    3. en el centro de la praxis estaba, comoveremos, la idea de la voluntad que se expresa inmediatamente en la acción, la experiencia que estaba en el centrode la poiesis era la pro-ducción hacia la presencia, es decir, elhecho de que, en ella, algo pasase del no-ser al ser, de laocultación a la plena luz de la obra.

      Diferencias: praxis como acto, poiesis como revelación (cercano al concepto de aletheia).

    4. Esta actividad productiva, en nuestro tiempo, se entiende como práctica. Según la opinión habitual, todo el hacer del hombre— tanto el del artista y el del artesano, como el del obrero oel del hombre político— es práctica, es decir: manifestación de una voluntad productora de un efecto concreto.

      Según esto toda poiesis es acto.

  2. Jan 2022
  3. Sep 2021
  4. Sep 2020
    1. evocando al ángel de la historia de Benjamin, que se dirige hacia el presente teniendo los ojos fijos en el pasado, él se compara más bien a un cangrejo, que se dirige hacia el pasado fijando la mirada en el presente.

      Illich como cangrejo

    2. Se podría llamar «teorema del caracol» el ejemplo con el cual Illich ilustra icásticamente esta contraproductividad: el caracol, después de haber sumado un cierto número de espiras a su concha, interrumpe su actividad; si continuara, una sola espira más aumentaría 16 veces el peso y el volumen a transportar.

      Analogía del caracol.

  5. Apr 2020
  6. Sep 2014
    1. His proposal, derived from synopses of Paracelsus and Jakob Böhme, is that we learn to think of language as magic. Magic is what will substitute for structure, in which case one synonym for post-structuralism is “the occult.” Agamben wants magical signs; this, roughly, is what he means by “signatures,” signs that aren’t just neutral stand-ins for things, tokens or pointers, but charmed symbols vibrating with their own energies, signs that have “efficacy,” “efficacious likenesses,” not marks that you write down but marks that are written across you. Every spoken sentence changes the world and is in that sense a spell or hex. This is probably the clearest instance of the “regression” that Agamben makes central to his method: “the opposite of rationalization,” he calls it. If you are serious about your critique of enlightenment, you are going to need an enchanted epistemology.

      But how is magic not a structure?

    2. Agamben is in the market for a way of thinking about language that does not go through a juridical model of laws and rules … or a political model of the system … or a technical model of the machine.
    3. It is the virtue of Giorgio Agamben’s recent book on method, The Signature of All Things, to remind us what a painstaking post-structuralism can look like. And yes, this is the first thing to know about the book: that it is post-structuralist, in some wholly precise sense of that term, still, in 2008, when it was first published in Italy, and not just because its author quotes Foucault a lot. What matters is that Agamben is still actively trying to purge the concept of “structure” from his thinking; still trying to jimmy that e from his typewriter; still scanning old volumes of philosophy so he can accusingly annotate the passages where schemes sneak in unbidden; still trying to devise something to put in their place.