La generación de condiciones favorables para proyectos de vida colectivos exige la creación de entornos favorables mediante la “infraestructuración” apropiada. Las infraestructuras habilitantes —el resultado del co-diseño— tienen la intención de contrarrestar las infraestructuras desfuturizantes que están en la base de la mayoría de las actividades modernas —su subversión desde el interior (e.g., a través del reequipamiento, entendido en sentido amplio) o desde el exterior (nuevos diseños)—. Hacer el co-diseño posible y probable requiere que se establezca una multiplicidad de elementos, desde la investigación, la experimentación y la creación de prototipos hasta plataformas, redes locales y herramientas orientadas
a la comunidad. Un aspecto interesante del marco es la idea de que las capacidades del diseño difuso también pueden ser acrecentadas a través de estas herramientas y prácticas y que esto podría ser un paso importante para hacer que el co-diseño sea eficaz. Las soluciones habilitantes surgirán de acuerdo con la fuerza de las herramientas y las metodologías de co-diseño. «Las soluciones habilitantes son sistemas de producto-servicio que proporcionan los instrumentos cognitivos, técnicos y organizativos que aumentan las capacidades de las personas para lograr un resultado que valoran» (Manzini 2015: 167-168). Se originan en una pregunta aparentemente sencilla: ¿cómo podemos alcanzar la vida que queremos vivir?
La idea de infraestructuras habilitantes está vinculada fuertemente con la indagación de mi investigación. La primera personas de esta pregunta y de la mía indica la intensión de que estas infraestructuras habiliten a sus creadores/usuarios en lugar de a quiénes las disponen para ser usadas, pero que apropian su plusvalía.
Todas las infraestructuras habilitan. La pregunta es a quién. Acá también hay un vínculo de pasar de las acciones a las infraestructuras, como diría Antonio LaFuente y como venimos haciendo permanentemente desde comunidades hacker.