como la Red Colombiana de Humanidades Digitales, y especialmente el club de programación, que se proyecta como un espacio de formación autodidacta, de relacionamiento de afinidades y de ayuda mútua en el creciente campo del doble movimiento entre lo humanístico y lo digital.
Creo que la producción de comunes digitales con licenciamientos que expliciten posturas al respecto de los mismos y cómo se piensan las sinergias ayudaría a evidenciar la postura crítica (o no) de tales comunidades informales.