- May 2019
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l código, su escritura y
sugiero:
el código, los datos, la escritura y documentación
Pues no es sólo la escritura y documentación de código específicamente los que se repolitizan, sino la escritura y documentación en general. También resaltaría el papel preponderante de repolitizar los datos en los esfuerzos continuos de la comunidad y el proyecto.
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- Feb 2018
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La ontología política está más cerca del pragmatismo duro que del deseo liberal por entender a todo el mundo; la pax moderna ya no se sostiene (si es que realmente lo hizo alguna vez) y la dominación sin hegemonía es una propuesta costosa cuando las diferencias ontológicas se vuelven políticamente activas (
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Quizás uno de los aspectos más destacables de la transición y de los imaginarios del diseño para la transición que han habitado este capítulo es restaurar un carácter progresivo y quizás radical para la política del luga
Los hackerspaces como lugares de política encarnada.
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. El diseño mismo se convierte en un proyecto en transición y se une a otros proyectos teórico-políticos que buscan enriquecer nuestro entendimiento de la vida y de lo humano.
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. La ICT tiene conexiones directas con los movimientos de intelectuales y activistas en torno a las nociones de ‘decrecimiento’ y la defensa de los comunes. La ICT, el decrecimiento y los comunes en conjunto constituyen un espacio unificado para el futuro desarrollo de la teoría y la práctica del diseño para la transición. En la siguiente sección voy a proponer unconjunto similar de nociones provenientes de América Latina, incluyendo el post-desarrollo, el buen vivir, los derechos de la naturaleza y las transiciones al post-extractivismo como espacios importantes para profundizar el diseño para la transici
¿Cómo esto podría experimentarse desde escalas locales, en un hackerspace, barrio o pequeña ciudad tensionada por el crecimiento, como Cajicá?
Una de las posibilidades sería transparentar el discurso y acción política en pequeñas ciudades y barrios a partir de las prácticas ocurridas desde el hackerspace y/o la biblioteca pública., extendiendo y conectando lo que ocurre en los planos simbólicos y del código, con los de los planos físicos y el diálogo cotidiano. Los Data Selfies son un prototipo en esa línea.
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En la creación de ámbitos de conversaciones para la acción pasa, necesariamente, del diseño a la experiencia y viceversa (a través, por ejemplo, de la creación de prototipos y de análisis de escenarios). Se pregunta hasta dónde la creación de nuevos diseños permite la emergencia de mejores dominios de interpretación y de acción (
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Evita la desfuturización en objetos y pone de presente la contribución de la tecnología a la insostenibilidad. Articula la imaginación y la tecnología ontológicamente; reconceptualiza ‘mundo’ para crear posibilidades de futurización; y enfrenta la antropogénesis de la tecnicidad
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el diseño ontológico tiene como objetivo contribuir a un entendimiento relacional de lo material porque apunta a desmaterializar la sociedad a través de una nueva conciencia de la materialidad y porque innova con nuevas formas para que la sociedad pueda ‘autoabastecerse’. Esto también implica una renovada atención a la práctica (incluyendo la articulación del diseño y la etnografía); una recuperació
de la agencia de las cosas, su ‘materialidad vibrante’, a diferencia del supuesto carácter inerte de los ‘objetos’ (e.g., Bennett 2011); una resituación de lo material en el metabolismo de la economía (producción y consumo), como nos enseña la economía ecológica; y una reintegración del diseño dentro de entramados lugarizados más amplios.
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? Para Zhang la composición no ha estado a la altura de su promesa debido a su continua dependencia de compositores individuales y de su inmersión en el capitalismo comercial. Otras prácticas están emergiendo. Esta es una tendencia que los diseñadores con orientación ontológica harían bien en tener en cuenta mientras reimaginan prácticas que eviten las trampas de los anteriores modos de operación del diseño
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Al crear nuevos artefactos, equipos, edificios y estructuras organizativas intenta especificar, con antelación, cómo y dónde se mostrarán las rupturas en nuestras prácticas cotidianas y en las herramientas que utilizamos, abriendo nuevos espacios en los que podemos trabajar y jugar. El diseño con orientación ontológica es, necesariamente, reflexivo y político; reflexiona sobre la tradición que nos ha formado pero imagina transformaciones aún no realizadas de nuestras vidas en sociedad. A través de la emergencia de nuevas herramientas llegamos a una conciencia cambiante de la naturaleza y acción humanas; esto conduce a nuevo desarrollo tecnológico. El proceso de diseño es parte de esta “danza” en la que se genera nuestra estructura de posibilidades
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Esta habilidad ontológica para ‘hacer historia’ —para involucrarse en conversaciones e intervenciones que cambian la forma como nos ocupamos de nosotros y de las cosas, sobre todo el trasfondo que se necesita para entenderlas— puede ser reavivada, como Flores y sus coautores estudiaron en detalle en un trabajo posterior (Spinosa et al. 1997). La revelación hábil y efectiva (skillfull disclosing) de nuevas posibilidades de ser en el mundo, sin embargo, exige un intenso involucramiento con una colectividad en lugar de la tan celebrada deliberación distanciada o el entendimiento descontextualizado, característico de buena parte de la ciencia y los debates en la esfera pública. Requiere un tipo diferente de actitud que proviene de vivir en un lugar y de tener un compromiso con una comunidad con la que nos involucramos en actividades pragmáticas en torno a una preocupación compartida o alrededor de una ‘desarmonía’3 o problemátic
central. En estas nociones ya podemos percibir la idea de que el diseñador podría ser un revelador en este sentido; más aún, el diseñador demuestra conciencia de que es un revelador (discloser). Estos autores también afirman que aunque esta forma de ‘hacer historia’ ha disminuido en Occidente, no está completamente perdida —de nuevo, es una capacidad que necesita ser recuperada y sostengo que el diseño es un medio para hacerlo
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es necesario salir del espacio (puramente) teórico para entrar a algún dominio de la experiencia y práctica (política, contemplativa o aún dentro de los mundos de la política pública, o lo que sea).
[...] Dicho de otra manera, los teóricos no pueden mantener ambos pies en la academia y pretender que están creando un mundo diferente; ellos/nosotros necesitamos poner un pie en un(os) mundo(s) relacional(es).
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En otras palabras, estos grupos están involucrados en la activación política de la relacionalidad.
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- Jan 2018
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Los actores que operan en estos diversos campos están elaborando un léxico para una transición cultural y ecológica significativa, impulsada, en parte, por un énfasis en formas de ser y hacer no dualistas, postcapitalistas y no liberales (
Habría que ver cómo esas iniciativas entran en diálogo, se visibilizan, realimentan y transforman mutuamente.
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La pregunta que tendremos que hacernos de forma cada vez más refinada es si podemos imaginar y crear formas alternativas de ser, hacer, y conocer sin perder la capacidad de entender y maniobrar hábilmente en los meandros de la constelación moderna de ciencia, real, individuo, y economía. Se necesitaría una transformación ontológica relativamente profunda de nuestra parte para alcanzar esta meta.
El hacktivismo puede ser una manera de explorar dicha maniobrabilidad desde lo relacional, pues a pesar de estar basado en premisas de ciencia y técnica racionalista, no renuncia a su caracter relacional, crítico, ni político.
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Las discusiones sobre la relación entre el diseño y la política reflejan el hecho de que el diseño se ha convertido en una fuerza política y material formidable; el corolario es si el diseño es o puede llegar a ser un sitio prometedor para la transformación de las culturas arraigadas del capitalismo y la insostenibilidad hacia prácticas pluriversales.
[...] pensar en la política del diseño en relación a su capacidad para generar nuevas entidades y relaciones, «para ‘proponer’ nuevos tipos de cuerpos, entidades y sitios como políticos” (Domínguez y Fogué 2015: 7), ampliando, así, el entendimiento convencional de lo político.
El investigador como sujeto político (cf: tesis:marco teórico)
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Pensar en la relación entre diseño y futuro hace eco al llamado a ‘desplegar las capacidades políticas del diseño’, es decir, ir contra la tendencia analítica en los estudios críticos del diseño a examinar, principalmente, cómo a través de su propia materialidad el diseño despliega tipos particulares de poder en los cuerpos, los espacios o los objetos para centrarse, en cambio, en la capacidad del diseño para ampliar la gama de posibles formas de ser a través de nuestros cuerpos, espacios y materialidades
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- Dec 2017
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en together, recent theoriza-tion and research highlights the ever more substantial role hackers play for contemporary social and political arrangements. overall, it can be said that recent investigations of hacker cultures bring forward a multi-layered and revealing characterization of hackers by looking closely at who they are, what they do and why they do it, instead of preserving ste-reotypes or proclaiming generalizations. It is this latter conceptual posi-tioning of hackers, hacking and hacktivism that this research is drawing on and aims to expand by adapting a figurational approach
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In other words, with the increasing relevance of practices related to media technologies and infra-structures for social arrangements in general, and for political engage-ments in particular, media technologies and infrastructures increasingly become sites of political struggle in their own right (Kubitschko 2017). It is in this context that scholarly interest in ‘hacker cultures’—owing to the diversity of hacker collectives the plural is essential—has grown considerably in the past decade. While governmental institutions and mainstream media often use ‘hacking’ as an umbrella term for com-puter-related crime, these depictions are contrasted with insightful research that highlights hackers’ interaction with contemporary political landscapes.
Las infraestructuras constituyen territorios políticos.
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concrete entities such as civil society organizations and on the role media technologies and infrastructures play in political engagements other than protest and mobilization (see Karpf 2012). Recent studies on hackers and hacking—understood as one particular set of contemporary political engagement—are no exception in this regard, as they tend to focus on contentious and globally networked forms of activism (Coleman 2014)
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- Nov 2017
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Rancièrecallsbringingthesetwoaspectsofrightstogetherasdissensus.Itisdissensusratherthanconsensusbecausepoliticsisalwaysacontestationoverwhoiscountedandwhatcounts.ForRancière,apoliticalsubjectinvolvesthecapacityforstagingsuchscenesofdissensus.Thus,‘politicalsubjectsarenotdefinitecollectivities.Theyaresurplusnames,namesthatsetoutaquestionoradisputeaboutwhoisincludedintheircount.’
Conceiving the enactment of rights as dissensus is more powerful than understanding dissent as civil disobedience. For all its illustrative history, civil disobedience still evokes a reactionary politics, whereas dissensus is creative and affirmative. Although significant as a specific act, civil disobedience is rather too narrow to understand political acts in general. Staging dissensus brings into play the imaginary, performative, and legality of rights all at once and constitutes subjects as citizen subjects of power. Julian Assange, Edward Snowden, Anonymous, Aaron Swartz, and Open Rights are not only definite individuals or collectives of civil disobedience but stand for a political subjectivity enacting rights as the staging of dissensus. This is what we gather from their acts. When they enact rights that they do not have and the rights that they should have, they bring into being political subjects who cannot be known in advance. Their acts are contestations over who is counted as political and what counts as politics. To put it slightly differently, the performative and imaginary force of rights lies in the double movement between their inscription and enactment.
Acá estaría el derecho a scrappear como una forma de reapropiación de los bienes comunes y de repolitización de lo publico.
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- Sep 2017
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Ifthecomputerizationofsocietyraisessuchquestions,theanalysisoftheproduction,dissemination,andlegitimationofknowledge,onwhichithasaprofoundeffect,cannotberestrictedtounderstandingcomputerizationascommunicationorcomputer-mediatedcommunication.Rather,theobjectofinvestigationoughttobelanguagegamesthatbecamepossiblethroughwhatLyotardsawasnetworkedcomputers
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Toputitdifferently,thefigureofthecitizenisaproblemofgovernment:howtoengage,cajole,coerce,incite,invite,orbroadlyencourageittoinhabitformsofconductthatarealreadydeemedtobeappropriatetobeingacitizen.WhatislosthereisthefigureofthecitizenasanembodiedsubjectofexperiencewhoactsthroughtheInternetformakingrightsclaims.Wewillfurtherelaborateonthissubjectofmakingrightsclaims,butthefigureofthecitizenthatweimagineisnotmerelyabearerorrecipientofrightsthatalreadyexistbutonewhoseactivisminvolvesmakingclaimstorightsthatmayormaynotexist.
[...] This absence is evinced by the fact that the figure of the citizen is rarely, if ever, used to describe the acts of crypto- anarchists, cyberactivists, cypherpunks, hackers, hacktivists, whistle-blowers, and other political figures of cyberspace. It sounds almost outrageous if not perverse to call the political heroes of cyberspace as citizen subjects since the figure of the citizen seems to betray their originality, rebelliousness, and vanguardism, if not their cosmopolitanism. Yet the irony here is that this is exactly the figure of the citizen we inherit as a figure who makes rights claims. It is that figure that has been betrayed and shorn of all its radicality in the contemporary politics of the Internet. Instead, and more recently, the figure of the citizen is being lost to the figure of the human as recent developments in corporate and state data snooping and spying have exacerbated.
La crítica hecha a la perspectiva hacker por estar definida en oposición a lo gubernamental, no considera estos espacios donde lo hacker se ha adelantado al estado (Ley De Software Libre), pensando derechos nuevos y nuevos escenarios de lo convivial en nuestra relación mediada por la tecnología. Por supuesto, no podemos deshacernos del contexto urbano en el que nos desemvolvemos y de la presencia totalizante del estado y las instituciones, por lo cual interactuamos con él, pero no estamos definidos exclusivamente como personas, en dicha interacción (por afirmación u oposición).
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First,bybringingthepoliticalsubjecttothecentreofconcern,weinterferewithdeterministanalysesoftheInternetandhyperbolicassertionsaboutitsimpactthatimaginesubjectsaspassivedatasubjects.Instead,weattendtohowpoliticalsubjectivitiesarealwaysperformedinrelationtosociotechnicalarrangementstothenthinkabouthowtheyarebroughtintobeingthroughtheInternet.[13]WealsointerferewithlibertariananalysesoftheInternetandtheirhyperbolicassertionsofsovereignsubjects.Wecontendthatifweshiftouranalysisfromhowwearebeing‘controlled’(asbothdeterministandlibertarianviewsagree)tothecomplexitiesof‘acting’—byforegroundingcitizensubjectsnotinisolationbutinrelationtothearrangementsofwhichtheyareapart—wecanidentifywaysofbeingnotsimplyobedientandsubmissivebutalsosubversive.Whileusuallyreservedforhigh-profilehacktivistsandwhistle-blowers,weask,howdosubjectsactinwaysthattransgresstheexpectationsofandgobeyondspecificconventionsandindoingsomakerightsclaimsabouthowtoconductthemselvesasdigitalcitizens
La idea de que estamos imbrincados en arreglos socio técnicos y que ellos son deconstriuidos, estirados y deconstruidos por los hackers a través de su quehacer material también implica que existe una conexión entre la forma en que los hackers deconstruyen la tecnología y la forma en que se configuran las ciudadanías mediadas por dichos arreglos sociotécnicos.
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Throughout history, Latin American populations have had extensive experience with the appropriation of objects, people, and ideas from abroad, most often in unfavorably asymmetric situations. This tradition continues to pro-duce a culture of its own, born from multiple resistance and appropriation strategies.
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Surman and Reilly (2003) focus on appropriation of networked technologies in a strategically, politically, and creatively innovative manner oriented toward social change. In this context of advocacy, effective technology appropriation includes strategic Internet use for collaboration, publishing, mobilization, and observation. Here, the delineation between the use and appropriation occurs when technology is adapted to reflect goals and culture. Camacho (2001) describes appropriation by civil society organizations at the pinnacle of a technology use ladder. In the middle of the ladder, organizations focus on adoption of conventional technology. Toward the bottom, organizations and individuals with constrained access or slow adoption rates lag behind and seek access to technology. At the pinnacle, however, pioneers and activists appropriate technology to promote causes, for instance, creating flash mobs through mass text messaging to instantaneously organize large groups of people for social protest
Desde el comienzo, el Data Week ha estado preocupado por la perspectiva de transformación social en la apropiación tecnológica al estar vinculada con la creación de capacidad en la base, modificación de la infraestructura y la amplificación de voces ciudadanas frente a iniciativas privadas o públicas.
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We first emphasize that technology is not neutral. The design of products, applications, and services embodies choices, largely made in early development stages by equipment producers and service providers, about how devices ought to be used, by whom and for what purpose. A technology’s architecture embodies power relationships between equipment makers, service providers, and users. Relationships between various stakeholders have social and economic implications
Este caracter no neutro de la tecnología era conversado entre los miembros de la comunidad de software libre local desde hace años. Para el caso de Smalltalk, la idea de que todo el sistema se puede cambiar, es consecuente con reconfigurar las relaciones de poder, si bien hay algunas fuertemente reificadas en el sistema (por ejemplo el paradigma objetual), aunque sistemas como COLA (Colaborative Object Lambda Architecture) pretenden dar los mismos privilegios al usuario, que al diseñador del lenguaje, incluso en términos de la sintaxis, la semántica y la pragmática.
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This article frames appropriation as a political process.
[...] ICTs provide unique flexibility for users to interact and re-invent. ICTs can be modified and re-programmed, whether the ability to modify is explicitly enabled through design or uncovered through hacking. Device producers, application designers, content creators, service providers, and end users can therefore engage in the creative appropriation process and insight into social, economic, and political impacts can be gained exploring appropriation modalities.
Esto se puede conectar con la introducción respecto al caracter fluído, pero paradógico de las tecnologías digitales.
Nótese acá la connotación de hacking en términos de apertura y reinterpretación.
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