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  1. Feb 2018
    1. ‘existir por fuera del diseño’ es una posibilidad ya históricamente inviable, al menos por el momento.

      El diálogo de materialidades también puede implicar un diálogo de mundos.

    2. Esta especie de ‘diseño anti-industrial’ —o, más bien, esta forma de provincializar el diseño industrial como una posibilidad entre muchas— propone diseños para la convivialidad.
    3. Aunque cada grupo o entramado socionatural tiene que abordar este proceso a partir de sus propios recursos y circunstancias históricas, ningún grupo en particular tiene toda la arquitectura onto-epistémica para lidiar con la hidra de la modernidad capitalista patriarcal. En muchos casos los diseñadores podrán apoyarse en, y ayudar a catalizar, las transiciones emergentes en sus propios espacios y lugares a través de prácticas de diseño situadas
    4. Tal vez, en última instancia, este esfuerzo fue mi intento imperfecto para hacer una declaración político-ontológica, aprovechando los espacios ultra diseñados de aquello que llamamos la academia, el libro y el proceso de pensamiento.

      Interesante ver cómo usa espacios hiperdiseñados para deconstruir el diseño.

    5. Todo diseño es para ‘uso’ enactivo (pero no involucra sólo ‘usuarios’); produce eficacia operacional (pero no ‘utilidad’); fomenta la autopoiesis de las entidades vivas y de los conjuntos heterogéneos de vida; es consciente de vivir en el pluriverso.
    6. Ofrece caminos para una (mayor) conciencia y para ontologías de compasión y de cuidado
    7. En la creación de ámbitos de conversaciones para la acción pasa, necesariamente, del diseño a la experiencia y viceversa (a través, por ejemplo, de la creación de prototipos y de análisis de escenarios). Se pregunta hasta dónde la creación de nuevos diseños permite la emergencia de mejores dominios de interpretación y de acción (
    8. No tiene que ver con ‘la expansión de la gama de opciones’ (libertad liberal) sino que busca transformar los tipos de ser en los que deseamos convertirnos. En este sentido no es liberal y es, potencialmente, no capitalista o post-capitalista ( J.K Gibson-Graham 2006, 2013; Capítulo seis para enfoques latinoamericanos sobre lo no-liberal).
    9. Reconoce que todo diseño crea un ‘mundo dentro del mundo’ en el que somos, simultáneamente, diseñados y diseñadores. Todos somos diseñadores y todos somos diseñados.
    10. el diseño ontológico tiene como objetivo contribuir a un entendimiento relacional de lo material porque apunta a desmaterializar la sociedad a través de una nueva conciencia de la materialidad y porque innova con nuevas formas para que la sociedad pueda ‘autoabastecerse’. Esto también implica una renovada atención a la práctica (incluyendo la articulación del diseño y la etnografía); una recuperació

      de la agencia de las cosas, su ‘materialidad vibrante’, a diferencia del supuesto carácter inerte de los ‘objetos’ (e.g., Bennett 2011); una resituación de lo material en el metabolismo de la economía (producción y consumo), como nos enseña la economía ecológica; y una reintegración del diseño dentro de entramados lugarizados más amplios.

    11. Esta metafísica es sustituida por una ontología en la que los humanos no ‘descubren’ el mundo sino que lo constituyen, ya sea a través de la enacción (Varela), el lenguaje (Winograd y Flores), las mallas y tejidos (Ingold) o la ineluctable proyección y articulación con las cosas (e.g., Fry, Willis, Tonkinwise). Las diversas lecturas representan diversos intentos por desarrollar enfoques no dualistas del conocimiento, la cognición y el diseño. De esta manera también van más allá de la crítica hacia formulaciones alternativas.
    12. implica una concepción expandida del ser y podría fomentar un tipo de pensamiento de diseño y la creación de prototipos que encarnen lo nuevo que está emergiendo o quiere emerger. Este tipo de presenciación, como argumentan los autores, es propicio para un espacio de transición donde nuevos tipos de ‘practicantes de primera línea’, que operen desde posibilidades de futuro genuinas, aprovechen las configuraciones socio-naturales emergentes y donde la gente pueda crear nuevas conexiones comunales. Dichos profesionales de primera línea se darían cuenta de que «el verdadero poder surge de reconocer los patrones que se están formando y de ubicarse en ellos» (Scharmer 2009: 32). Abordarían, sin ambigüedad, el juicio de Varela de que la ciencia moderna no entiende la experiencia —ahondando en la experiencia (de forma no dualista) como una verdadera fuente para el diseño—. Su marco comprende una serie de etapas (desde descargar, ver y sentir lo nuevo hasta la presenciación, la cristalización, producción de prototipos y ejecución) que implican ‘dejar ir’, ‘dejar llegar’, enactuar y encarnar lo emergente. Estos cambios tienen lugar dentro de un espacio social de creación (presenciación) y destrucción (‘ausenciación’) colectivas que requiere una transformación personal significativa hacia modos de ser más relacionales.
    13. Los resultados del diseño ontológico modernista y la complejidad de la agencia de lo que nos diseña quizás pueden ser vistos más claramente en las ciudades
    14. Sentir y aferrarse a una desarmonía en el espacio revelador de cada quien, incluso contra el sentido común, no se logra de manera efectiva siguiendo el hábito cartesiano de alejarse del problema para analizarlo; por el contrario, cuando se necesita un cambio significativo “entonces las desarmonías serán del tipo situacional no estándar que suele ser soslayado por el sentido común y la teoría [abstracta]” (Spinosa et al. 1997: 23-24) y en estos casos lo que se requiere es involucramiento y experimentación intensos.4 Esto resuena con una filosofía del diseño que enfatiza prácticas de investigación de diseño comprometido, experimentales y abiertas, incluyendo la creación de prototipos y la construcción de escenarios con esta característica.
  2. Jan 2018
    1. el encuentro entre el campo de la ecología política (en sentido amplio, el estudio de las interrelaciones entre la naturaleza, la cultura y el poder) y la preocupación creciente con la ontología (objetos, cosas, materia, lo real, inmanencia, proceso) en la teoría social post-constructivista. De esta intersección nació el campo de la ‘ontología política’ que constituye un espacio constructivo para repensar el diseño desde una perspectiva ontológica.
    2. El diseño ontológico surge de una observación aparentemente simple: que al diseñar herramientas (objetos, estructuras, políticas, sistemas expertos, discursos, incluso narrativas) estamos creando formas de ser. Una idea clave en este sentido es lo que Anne Marie Willis ha llamado “el doble movimiento de diseño ontológico” (2006), a saber, la toma de conciencia de que diseñamos nuestro mundo y que, al hacerlo, nuestro mundo nos diseña —en pocas palabras, que el diseño diseña—

      Este texto está relacionado con la pregunta central de mi tesis, cómo cambiamos los artefactos que nos cambian, dualidad de la modificación recíproca entre comunidades y artefactos, es decir, que el diseño diseña.

      El marco teórico también se aproxima, desde la crítica a Jonas a la dualidad estructura agencia y la posibilidad humana de cambiar los artefactos e instituciones que nos humanizan de maneras particular, es decir de elegir otras formas de ser humano en y con el mundo.

    3. Estos son los principales temas del libro, entonces: las transiciones culturales y ecológicas, el enfoque ontológico del diseño, el diseño para las transiciones y la relación entre la autonomía, el diseño y la activación política de las lógicas relacionales y comunales que están en el centro de las transiciones.
    4. co. El diseño es ontológico porque cada objeto, herramienta, servicio o, incluso, narrativa en los que está involucrado, crea formas particulares de ser, saber y hacer

      Diseñamos formas de ser saber y hacer ciudadanía con herramientas como Grafoscopio y el Data Week.