- Feb 2025
-
srsergiorodriguez.github.io srsergiorodriguez.github.io
-
tanto por la promesa de velocidad y volumen de las tecnologías computacionales y su inserción en la investigación y las grandes instituciones humanísticas, como por el profundo enraizamiento de estas tecnologías en las vidas cotidianas y en la construcción de la cultura humana.
O quizás unas nuevas post-humanidades digitales que se cuestionen tanto el gigantismo de los datos y las tecnlogías computacionales, como el de las grandes instituciones humanísticas, revelando el valor de lo pequeño, lo conexo, lo convivencial y comunitario.
-
En concreto, Latino/América se ha preguntado innumerables veces por su autenticidad, es decir, acerca de si realmente entra en el grupo de los humanos a los que se refiere el humanismo o si, por el contrario, tiene una forma distinta de humanidad o incluso de no-humanidad. Esta ondulación, que se ha visto como el efecto de un pueblo que no logra construir una identidad propia, puede ser, sin embargo, propiciadora de visiones renovadoras y alternativas de las humanidades tradicionales y puede encontrar en las humanidades digitales una oportunidad para lograr esa renovación. Por lo tanto, unas humanidades digitales desde América Latina no deberían aceptar sin más los principios excluyentes de las humanidades ni actuar sin entender que la crisis no solo es externa sino que es también autoproducida y un efecto de su propia tradición. Por el contrario, las humanidades digitales en nuestro contexto deben asumir la crisis de las humanidades de una forma generativa y productiva, como un espacio para descentrar y repensar el proyecto de lo humano y para promover la interculturalidad dentro de ese proyecto; ese multiculturalismo que justamente se ha visto excluido y que ha dado lugar a la posición ambivalente de lo latinoamericano en el humanismo.
Tal vez incluso para superar el proyecto de lo humano o enmarcarlo como menos preponderante, en medio de esas otredades de las Humanidades eurocéntricas y con "H" mayúscula han omitido histórcamente.
En ese sentido valdría la pena explicitar esos vínculos que este y el siguiente párrafo anuncian y cómo las HD, en particular las Latinoamericanas se conectan con esas miradas críticas.
Al menos pareciera que la mirada lejana de los movivimento hacktivistas y de tecnologías cívicas de las HD ha sido más bien "apolitico" y academicista, aunque quizás, salvo excepciones crítica y políticamente informadas, como las ejemplificadas en este párrafo.
-
Las grandes instituciones humanísticas como el museo, el archivo, la universidad y la biblioteca son las encargadas de desarrollar este ejercicio de largo aliento, y tienen la misión de velar por los propósitos humanísticos de conservar, interpretar, apreciar tales formas de expresión y propiciar el diálogo público. A su vez, los humanistas trabajan en estas instituciones o en comunidades informales y desde una sensibilidad particular intentan construir y conservar el, una vez más, zigzagueante concepto de lo humano.
Así como criticar la visibilidad y el papel de las llamadas "grandes instituciones humanistas" en funciones que no sólo las exceden, sino que han estado largamente por fuera a pesar de que esto se reconoce en miradas, precisamente menos institucionalizadas.
-
-
srsergiorodriguez.github.io srsergiorodriguez.github.io
-
la decolonialidad o el posthumanismo, que se tachan de faltas de rigor debido a que no necesariamante se ciñen al statu quo de la racionalidad académica cuantificada.
Sin embargo, posturas algorítmicas desde comunidades de base, sin desconocer los privilegios en ellas, estarían en diálogo con miradas decoloniales o post-humanistas, criticando enactivamente la clausura de la academia.
-
En resumen, la primera es una defensa epistemológica, la segunda económica, la tercera estética, la cuarta política, y la quinta tautológica (vale la pena hacer humanidades simplemente porque se pueden hacer). Todas son adecuadas, aunque queda la pregunta acerca de si serán suficientes. Distintos autores que asumen la tarea de la defensa de las humanidades toman posturas que se acomodan a alguna de estas categorías: la necesidad de democracia y felicidad Nussbaumiana, el entendimiento de las prácticas de sentido Gombrichianas, el afán civilizatorio Sloterdijkiano, o el valor en sí mismo Heideggeriano.
Sin embargo, salvo la 2 y la 5, el resto de argumentos pareciera no dialogar con las críticas hechas a la democracia y su caracter centrado en lo humano o una preocupación genuina por otras formas de felicidad.
Otro tanto se podría decir del párrafo siguiente y su relación institucionalizada con lo humano, re-enfatizando lugares en los que se ha centrado la "cultura" y lo "culto", en sus sentido más excluyentes que incluyentes. Esfuerzos por redefinir estas instituciones o por conectarlas con otras extituciones (espacios maker/hacker, Malokas, etc, precisamente intentan ver los valores positivos que se atribuyen a las humanidades, más allá de estas.
-
No obstante, es justamente el excepcionalismo Humano y la actitud guardapuertas la que ha sido cuestionada por las teorías posthumanas como el propio causante del declive humanístico en este sentido. Estas teorías proponen, por el contrario, descentrar al Humano para ver las relaciones planetarias complejas que existen entre distintos agentes y entes64Cary Wolfe, What Is Posthumanism? (Minneapolis: University of Minnesota Press, 2010). y dar lugar a quienes han sido excluidos del concepto de humanidad. En una línea similar, las teorías decoloniales han cuestionado a este Humano, con H mayúscula, y su potencial discursivo para oprimir a otros grupos al arrebatarle su voz65Arturo Escobar, «Cultura y Diferencia: La Ontología Política Del Campo de Cultura y Desarrollo.», 2012, http://hdl.handle.net/10256/7724.. Si tomamos la terminología de Aníbal Quijano, las humanidades ejercen una forma de colonialidad del saber en la medida en la que definen qué vale la pena estudiar, es decir, qué es digno de apreciación, interpretación y discusión dentro de lo que asumimos como cultura humana, y el humanismo ejerce una forma de colonialidad del ser en la medida en la que define quién es y quién no es un Ser Humano66Aníbal Quijano, «Colonialidad Del Poder, Cultura y Conocimiento En América Latina», Debate 44 (1998): 227-38; Aníbal Quijano, «Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina», La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales ; perspectivas latinoamericanas, ed. Edgardo Lander y Santiago Castro-Gómez (Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO [u.a.], 2005), 201-46..
Resuena con varias de mis comentarios a lo largo del capítulo. Quizás valdría la pena colocar esta crítica antes. Incluso al comienzo del capítulo para que futuros lectores dialoguen con ella antes y también se pregunten por cómo toda la tesis realiza el diálogo con esta crítica tan contemporanea y pertinente.
-
Sin embargo, esta función de faro moral ha sido reemplazada por otras formas de participación, como la opinión pública a través de redes en internet y la tecnocracia en la administración pública. Es decir, el papel de las humanidades como lugar de la domesticación del hombre, como crianza del poder, se encuentra en duda. Las tecnologías digitales juegan un papel escencial en esta transformación, pues es la comunicación en red, el many-to-many de internet, el que en buena medida desdibuja la autoridad moral humanística y su lugar de guardapuertas de la cultura; los propios usuarios, prosumidores o productores-consumidores, pueden hacer y divulgar interpretaciones del mundo de forma descentralizada63Henry Jenkins, Confronting the Challenges of Participatory Culture: Media Education for the 21st Century (Cambridge, MA: The MIT Press, 2009)., y las figuras autoritativas humanistas, ligadas fuertemente a viejos medios de comunicación o a instituciones monolíticas, pierden saliencia en medio de la saturación mediática.
También están los discursos post-humanistas que no recurren a lo humano, ni al "hombre" como centro de lo discursivo, y las llamadas "nuevas materialidades" que cuestionan lo textual o la lectoescrita como el elemento discursivo por omisión, con sus fuertes tendencias academicistas.
-
Como crítica, la filósofa postcolonial Gayatri Spivak afirma que, bajo este discurso, no saber leer es equivalente a no poder hablar, en el sentido de no ser escuchado y no ser reconocido como sujeto con agencia propia15Gayatri Chakravorty Spivak, «¿Puede Hablar El Subalterno?», Revista Colombiana de Antropología 39 (1 de enero de 2003): 297-364, https://doi.org/10.22380/2539472X.1244.. Aquí, saber leer no es solo una proposición literal, es también una metáfora que se usa para hacer referencia a ser capaz de considerar lo correcto, el camino adecuado para el proyecto de lo Humano.
De ahí el peligro del proyecto "Humano" en mayúsculas y definido desde un solo centro y mirada y un trivium heredado via dinámicas coloniales. En ese sentio l acrítica de Spivak puede resonar con una mirada más adecuada para las posturas propias que cuestione esa tradición. (ver comentario anterior)
-
En otros términos, insiste en que solo quienes tienen lenguaje son agentes de su propia voluntad y por lo tanto pueden actuar realmente en el mundo, pueden ser mundanos. El humanismo, justamente, defiende a la lectoescritura como una habilidad especializada o como una ocupación del tiempo libre de quien cuenta con ocio y voz pública, y al conocimiento como una forma de asegurar la participación ciudadana de las élites.
Esto de por sí, coloca al humano en ese lugar privilegiado que se critica recientemente y la idea del resto (lo animal, lo vejetal) sin voluntad propia y, por tanto, sujeto a la voluntad humana.
Otras tradiciones autóctonas del continente, antes de la conquista, no se paran en ese lugar.
-
se han configurado una serie de propósitos particulares para las humanidades y el humanismo; las ideas que plantearé en esta disertación se basan principalmente en tres de ellos: la conservación de la memoria, la interpretación y apreciación de la cultura, y la participación en la vida pública.
-
En el contexto que nos interesa, o sea, Latinoamérica, se ha planteado en múltiples ocasiones la pregunta por la autenticidad de nuestras humanidades y nuestro humanismo, o, dicho de otra forma, se ha planteado la pregunta acerca de si somos los Humanos del humanismo. Aunque no esta cuestión no estuvo muy presente en las entrevistas que realicé, esta pregunta es crítica en el proyecto de las humanidades digitales, pues nos obliga a repensar tanto el tipo de temas que se deberían tratar en proyectos de este campo en nuestro contexto como la necesidad de construir visiones propias de lo humano.
En esta pregunta me encuentro yo. Incluso me pregunto por visiones posthumanas o que cuestionan el centro de lo humano en discursos que deberían ser más holísticos, hibridados y ciborg, por ejemplo.
También está la inquietud por dónde está lo propio desde incluso el nombre del contienente "descubierto" y otras acepciones como las del Abya Yala.
-